A veces, la piel sufre maltrato por el día a día y te lo hace saber mediante hormigueos, tirantez o incluso sofocos… Estas sensaciones desagradables vuelven con regularidad y tú buscas soluciones para encontrar más
comodidad… Pero no tiene por qué ser así. Aquí tienes nuestros consejos prácticos para calmar la piel sensible de forma prolongada.
Utiliza agua termal en tu rutina de cuidado de la piel
El agua es una parte integral de la rutina de cuidado de la piel. Por lo tanto, debes prestar atención a la calidad del agua que utilizas cada día para refrescar o limpiar tu piel sensible. El agua del
grifo debe evitarse en la medida de lo posible, ya que puede tener un alto contenido en calcio y cloro, que pueden sensibilizar e irritar la piel. La solución ideal es utilizar agua termal para completar
la limpieza de tu piel. Su composición de origen natural, conocida por su suavidad y acción calmante, se adapta perfectamente a la piel sensible. Por lo tanto, es un verdadero aliado diario
que se puede utilizar en sprays para enjuagar la piel, para fijar el maquillaje (sí, funciona) o en compresas empapadas para aliviar la irritación.
Elegir cosméticos limpios y adecuados
Si quieres asegurarte de que utilizas cosméticos adecuados en tu piel, busca fórmulas minimalistas específicamente formuladas para piel sensible. Una “fórmula sencilla” no significa
un “producto ineficaz”, sino todo lo contrario. Limpieza, humectación, alivio… Cada producto cosmético adaptado a la piel sensible se compone de ingredientes cuidadosamente seleccionados
para cumplir una misión específica, lo que lo hace aún más eficaz.
Adoptar los gestos de limpieza adecuados
La limpieza del rostro es un paso clave para la piel sensible. Aquí tienes algunos consejos sencillos pero eficaces para una limpieza suave que no altere la sensibilidad de tu piel:
Aplica una loción limpiadora con las yemas de los dedos para quitar las impurezas y el maquillaje;
Retira la loción con discos de algodón empapados en agua termal para ablandar las fibras, o con toallitas reutilizables.
Termina con una generosa pulverización de agua termal para calmar la piel de forma duradera.
Adoptar gestos suaves
La piel sensible se rebela ante el más mínimo roce. Para evitar la irritación, puedes adoptar algunos hábitos sencillos. Por ejemplo, al secar la piel, se recomienda evitar el roce y dar
suaves palmaditas. Si tu piel es muy sensible, aplica los cosméticos con suavidad; date golpecitos o alisa con las yemas de los dedos en el rostro y el cuello, y utiliza grandes movimientos de alisado en
el cuerpo con toda la superficie de las manos. Siempre ten cuidado de evitar frotar rápido con las yemas de los dedos, ya que esto aumenta la sensibilidad de la piel.
CONSEJO AMIGABLE (Y EXPERTO)
Hidratación profunda para una piel confortable
Desde la piel seca hasta la grasa, todos los tipos de piel necesitan una hidratación diaria para reforzar sus defensas. Una emulsión ligera, una crema enriquecida, una mascarilla hidratante…
En cualquier caso, debes elegir productos hidratantes adaptados a tu tipo de piel, para hidratarla de forma duradera y limitar los riesgos de molestias, como la tirantez o el hormigueo.
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